Como futrura docente, me parece una película interesante en
la que podemos observar dos modelos de enseñanza diferentes y dos mundos de
valores que nos permiten comprobar las posibilidades del diálogo educativo
sobre la imposición del castigo. Vemos como el director Rachin, siempre enfadado e irascible,
basa su pedagogía en la “Acción-Reacción”. En este clima de castigos el diálogo
con los chicos es imposible. Sin embargo, Mathieu da un giro a la situación con
su carácter comprensivo y su sentido del humor. A través de la música irá formando
un coro que poco a poco irá transformando a los jóvenes y el clima del centro. Mathieu
intenta llegar a las personas y desde ahí sacar lo mejor de ellas mismas. La
música se convertirá en un medio privilegiado para cambiar a las personas y
transformar el mundo.
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