
El libro “Carta a una maestra”, he querido reflejarlo en mi blog, puesto que pienso que como futura docente lo recomendaría aquellos que están en el mundo de la docencia ya que creo que nos puede interesar y aportar cosas a nuestro aprendizaje. Pues te hace reflexionar, ver aquello que se debe hacer y lo que no para ser un buen maestro.
Asimismo, estoy totalmente de acuerdo con el
autor ya que para un docente, bajo mi humilde opinión todos los alumnos deben ser iguales
independientemente donde vengan ya sean ricos o pobres. Nuestra función es
enseñar y potenciarles lo máximo posible. Muchos maestros, se rigen en dar la
clase, en transmitir conocimientos sin involucrarse en ellos.
Por ello, decir que el proceso
enseñanza-aprendizaje es una cosa de dos, del alumno y del maestro. El profesor
necesita del alumno y viceversa. No puede haber una barrera, el docente tiene
que conocer al alumno, ver sus limitaciones, ayudarle, y no dejarlo atrás.
Además, en la transmisión de las materias, el docente debe darle más
importancia al aprendizaje, tener en cuenta el proceso, que se quede con los conocimientos
y no sea tan solo el resultado ya que muchos
niños su único objetivo es obtener buenos resultados.
Quizás no llegará al ser el primero de la
clase pero si gracias a nuestra ayuda saldrá adelante. Sin la necesidad de que
se sienta un niño fracasado, y que su futuro sea trabajando en el campo debido
a que no sirve para estudiar. No somos nadie para decirle o hacerle sentir al
dicente que no puede sino al contrario
motivarlo. Puesto que, con esfuerzo y trabajo se puedo conseguir lo que
uno se propone. Finalmente decir que detrás del alumno incapaz
existe alguien capaz, siempre y cuando se le sepa orientar adecuadamente, y al
mismo tiempo se deje orientar. Es por ello, que un buen docente será aquel que
no deje marchar al alumno fracasado.
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